sábado, 27 de junio de 2015

MADRE SAVIA ÚNICA Y VERDADERA





Madre es una palabra muy grande, ella se ocupa de todas nuestras infinitas necesidades y tratan de complacer nuestras costumbres, una madre es lo mejor del mundo, dos es la garantía que nos puede dar la vida,  pero tres es un regalo divino. Yo tengo tres madres, cada una con una esencia verdadera y capaces en toda la extensión de la palabra, ellas nacieron de la misma savia y compartieron las misma crianza, supieron extender a todos nosotros (sus hijos) esa sabiduría adquirida por las viejas enseñanzas, dónde la familia siempre era lo primero, en nuestros tiempos esta sabiduría no siempre tiene sus mejores frutos. 
Hoy existen familias muy disfuncionales donde prima el egoísmo y la apatía, dónde de generación  en generación se olvidan de buenas costumbres tan necesarias como es el compartir familiarmente lo bueno y lo malo, se olvidan que existe un bien común la hermandad, la solidaridad, la entrega sin esperar nada, en nuestros días la familia cubana se ha ido desprendiendo del sagrado deber de la unión, muchas caminan por rumbos diferentes sin  la preocupación de que puede haberle pasado a su otra parte, a su otra mitad, en mi caso no digo que mi familia es perfecta, pero la mayoría de las que hoy disfruto siguen con esas costumbres ancestrales de dolerle lo que al prójimo preocupa.
De estas mujeres obtuve lo mejor, de mi madre Evora la vida, un regalo sin igual, su alegría y su constante preocupación por los suyos, su rara manera de entregarse siempre con reservas, de Esther mi tía madre su entrega sin desfallecer por la crianza de los suyos, sus dulces caseros que siempre me daban mucha alegría, su alegría sin igual, esa necesidad de siempre tenerme a su lado en las vacaciones y esa nobleza que solo ella sabe brindar,  de Eholia mi mamatia su fuerza y entereza, su carácter fuerte pero generoso, también su alegría y su complejo de gallina alborotada cuando uno de nosotros le falta, de las tres su manera única de decir las cosas sin mediar terceros y sin herir pero de frente y sin tapujos, de las tres el noble empeño de la unión familiar no siempre alcanzado pero muy luchado, por eso y por tantas cosas que el sentimiento en este momento no me deja escribir a estas tres mujeres las adoro y las quiero y ojalá la vida y el tiempo me las mantenga por mucho tiempo con vida y mucha salud.
 

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